Hace tiempo que no se sentía
bien. Hace tiempo que no sentía que su vida tuviera un camino marcado y eso le
hacía sentirse perdida. Hace tiempo que abandonó muchas de las formas de vida
que había amado tanto retrocediendo el tiempo tan sólo algunos años atrás.
Quizá el maldito “karma” le
hubiera puesto en el sitio que se merecía. Pero, ¿Quién era el karma para decidir
por sí misma?
No estaba en el mejor lugar, ni
en el mejor momento. Gran parte de su vida la había pasado sin pensar, sin
mirar. De repente todos los momentos corrían como locos en su imaginación, ¿qué
hacían ahí? ¿Por qué habían vuelto?
Sin querer, se vio a través de un
espejo, como un espectador que no participa en una obra que no es otra que su
vida. Se veía ausente, pasiva, engreída. Había tantas personas que habían pasado por
ese telón que no había valorado…
Quizá la vida le estuviera dando
otra oportunidad. Quizá esto sólo hubiera sido un aviso para que a partir de
hoy, y quizá para siempre volviera a ser aquella que algún día olvidó no sabe
dónde ni cómo.
Y de repente cayó el telón; volvía
a ser la inevitable protagonista de su vida. Ya no era la misma, no la que
había visto patidifusa una obra de la que parecía una actriz secundaria. Por
eso tomó las riendas, caminó erguida con la intención de vivir al máximo todos
y cada uno de los momentos que la vida le había regalado.
Definitivamente, el karma había
hecho de las suyas. Ella había vuelto.