martes, 8 de noviembre de 2011

"El fin de los sueños"



La mayoría de los días ella se los pasaba soñando, para luego en sus noches no cerrar los ojos. Una y otra vez soñaba con su mundo perfecto, donde quizá cupieran muy pocas personas; pero era tan perfecto... Día si, día también esperaba algo que no llegaba, y por mucho que lo parezca no era un regalo, no era una carta, no era tampoco una postal. Era simplemente un deseo, el deseo de que su mundo nunca desapareciera. 
La chicha, soñadora como muchas, se evadía de una realidad que no le gustaba para vivir otra paralela, que creía firmemente que existiría algún día. 
El deseo pese a ser el pensamiento más recurrente no llegaba. Pese a ser miles de monedas en fuentes no llegaba. ¿Es que los deseos no se cumplían? Querida, no en la vida real; le dijo algún día un caminante. Ella prefirió no creer a nadie; seguir pasito a pasito en su mundo paralelo donde nadie le hacía daño. No supo nunca cuantos años habían pasado puesto que aquí el tiempo no era lo más importante; lo importante eran los sueños, las ilusiones, en definitiva su deseo. 
Un día, en ese trayecto, tropezó con un precioso rosal que estaba poblado de grandes y olorosas rosas rojas. De nuevo un caminante le dijo: No cojas esas rosas, niña; que aunque la flor sea la más bella, sólo podrás apreciar el dolor de sus espinas. ¿Dolor? Ella no conocía qué era esa palabra. En su mundo no existía una palabra tan dura: dolor. Las rosas le parecieron lo más bonito que había visto, ¿cómo algo tan bonito podría causar dolor? Imposible. Y como no era de extrañar, decidió continuar con lo que ella siempre creyó "perfecto" y coger aquella flor porque lo que transmitía era de mayor peso a aquello a lo que llamaban "dolor". Y aquel día ella se pinchó con las espinas, una y otra vez, con todas y cada una de las rosas que allí había. ¿Testarudez? No. Simplemente la inocencia de creer que algún día las rosas, que eran lo más bonito, dejarían de causarle esa sensación.
Cuando no quedó rosa alguna, pero si muchas heridas en sus manos volvió a caminar, miedosa; no podía evadirse, pensar, su mundo no estaba. Sólo venía en su mente una y otra vez el dolor de sus manos ensangrentadas que apretaban las rosas, sin soltarlas. En realidad, eran tan bonitas...
El paso del tiempo le hizo despreciar aquellas rosas, no le habían traído algo que no fuera dolor, su belleza se había marchitado al poco tiempo de cortarlas, pero sus espinas seguían clavándose cada vez más dentro; de ahí que decidiera (aunque costosamente) dejarlas en alguna parte de su camino. 
Ya no sentía dolor, por lo que ¡podría volver a soñar! Intentó volver a cerrar los ojos como había hecho todos los días; pero su mente ya no viajaba, su mundo había desaparecido. Estaba simplemente en el mundo real, aquel que tanto odiaba. En aquel mismo momento un mensajero llegó: te traigo tu deseo. 
¿Mi deseo? Sí, aquel que pediste hace muchos años, y llega, como ves, con retraso. Lo siento señor, creo que yo nunca pedí un deseo. El mensajero insistió una y otra vez sin resultado alguno. 
Al despedirse, triste le recordó: tardaré muchos años en poder volver para cumplir tu deseo. A lo que la chica respondió: Trae usted grandes palabras y me encantaría hacerle feliz, pero en la vida real no existen los deseos. 

9 comentarios:

  1. Que boniitoo tia!!! me gusta muxooooo :)
    1 besiitoo
    vane

    ResponderEliminar
  2. maria rodriguez solis9 de noviembre de 2011, 14:20

    preciosooo preciosooo!!!! eres una maquinaaaa princess!!!

    maria

    ResponderEliminar
  3. Precioso mariela!! Me encantaaa
    taña

    ResponderEliminar
  4. Como siempre que te leo, precioso Mariela!!!

    ResponderEliminar
  5. escribes con mucho sentimiento con mucha garra ánimo en este mundo ,son tan reales tus escritos tan cercanos que me da miedo leerlos sigue luchando a pesar de todo

    ResponderEliminar
  6. Si, la verdad que es un poco una forma de plasmar unas realidades con las que mucha gente me ha dicho sentirse identificada. Aunque tengo que reconocer que las ideas me surgen, y que no siempre tienen que ver conmigo ni soy yo a quien se refieren. Gracias, un saludo :)

    ResponderEliminar